Bosques de Ñuble
INTRO
A veces no hace falta ganar mucha altura para sentir que saliste realmente de la rutina. Cuando pensamos en organizar una salida a Bosques de Ñuble, la idea fue justamente esa: ofrecer una jornada de día completo donde el protagonista no fuera una cumbre lejana, sino el bosque mismo.
Queríamos una actividad accesible para quienes estaban retomando la montaña, pero con suficiente recorrido como para sentir las piernas al final del día. Bosques, miradores, una laguna escondida y un grupo con ganas de caminar: la combinación perfecta para una salida que terminó siendo mucho más que "un simple trekking".
I
Los días previos estuvieron marcados por los clásicos mensajes: ¿qué ropa llevo?, ¿bastones sí o no?, ¿cuánta agua es suficiente? Aprovechamos ese nerviosismo previo para enviar recomendaciones, recordar el equipo mínimo y explicar que el objetivo principal no era "apurar el paso", sino disfrutar la ruta a ritmo conversado.
Nos juntamos temprano en Chillán para organizar vehículos y revisar el equipo. El cambio desde la ciudad al paisaje cordillerano fue rápido: en poco tiempo, ya estábamos rodeados de bosque nativo, con el aire frío de la mañana y el crujido de las hojas bajo los pies. Antes de iniciar el sendero, hicimos una pequeña bienvenida, repasamos normas básicas de seguridad y hablamos de algo que se repetiría en el día: cuidar el entorno que veníamos a visitar.
II
El sendero se internó entre coigües y lengas. La humedad del bosque, los troncos cubiertos de musgo y el canto de las aves fueron marcando el ritmo. Hicimos varias pausas cortas, no solo para recuperar el aire, sino para mirar alrededor: identificar especies de árboles, escuchar el río cercano y comentar cómo cambia el ambiente a medida que ganamos altura.
En los miradores naturales, el grupo se dispersaba en pequeños círculos de conversación. Algunos recordaban salidas antiguas, otros contaban que era su primera excursión de día completo. Cada parada servía también para revisar hidratación, ajustar capas y comentar técnicas simples de marcha en terreno irregular.
La parte final del recorrido nos llevó hasta una laguna rodeada de vegetación nativa. Ahí hicimos la pausa larga del día. Almorzamos, compartimos termos, fotos y un rato de silencio mirando el reflejo del bosque en el agua. Fue de esos momentos en que nadie tiene mucha prisa por seguir caminando, porque el lugar ya se siente como destino.
III
El regreso fue en un ambiente distinto: el hielo inicial en las conversaciones se había derretido completamente. El grupo se mezcló, se compartieron snacks, se repitieron chistes y anécdotas. Los bastones cobraron protagonismo en las bajadas más largas y aprovechamos para reforzar técnicas sencillas para cuidar rodillas y tobillos.
Al llegar nuevamente a los vehículos, el cansancio se notaba, pero era de ese tipo agradable, acompañado de la sensación de haber aprovechado bien el día. De vuelta a Chillán, la conversación giró hacia lo que suele aparecer al final de cada salida: "¿Y cuál será la próxima ruta?".
CONCLUSIÓN
La salida Bosques de Ñuble (Día Completo) confirmó algo que ya intuíamos: no siempre se necesita una gran cumbre para vivir una gran jornada de montaña. A veces, caminar entre árboles centenarios, compartir un almuerzo junto a una laguna y aprender en terreno sobre seguridad y mínimo impacto es más que suficiente para reconectarse con la naturaleza.
Para Cordada Chillán, esta excursión se convirtió en una actividad clave del calendario: accesible, formativa y con ese toque de magia que solo tienen los bosques de nuestra región. Volvimos a casa con fotos bonitas, sí, pero sobre todo con la sensación de haber respirado más profundo durante unas horas y de pertenecer a una comunidad que valora y cuida estos lugares.
Participaron en esta salida:
Camila Riquelme – Coordinación de actividad
Armando Alcayaga – Guía de ruta
Luis Ramos – Apoyo en seguridad
Juan González – Registro fotográfico
María José Herrera – Logística
Paula Muñoz – Acompañamiento a participantes nuevos
Felipe Contreras – Apoyo en navegación